miércoles, 17 de abril de 2019

Fenómeno acústico

Suelo grabar mi respiración para escucharla después.

....

Es desagradable

jueves, 14 de marzo de 2019

Coliflores a las 11:54 pm

Para estar contigo, aprendí a cocinar vegetales.

Es una tontería, pero lo hice. La primera vez que te tiré un brócoli apenas hervido y sin sal, me sentí culpable. ¿Cómo es que jamás me di cuenta que me alimentaba tan miserable? También sentí pena, quizá habrías pensado que era yo una papa.

Comencé a ver videos en internet. Recetas vegetarianas, mientras charlaba contigo en la otra pestaña sobre nimiedades como gatos en scooters y canciones a maullos. 

Aprendí a hacer coliflores en salsa de tomate. 

Si, de tomate.

Lo hice ya cuando era demasiado tarde. Ya estabas enfadado conmigo, ya me habías roto varias veces. Así que salí a dar un paseo por el pasillo de la panadería pues siempre huele a mantequilla, y el olor a mantequilla me distrae de mi misma. Encontré pan de ajo, sazonado con otras hiervas. Tuve una pequeña riña con la panadera, que no entendía que necesitaba ese pan en bolsa de papel para lavar mis culpas. 

La coliflor estaba en casa. Junto a los tomates y el queso que no sabía que hacerle. 

Comencé a pensar en ti. En las cosas que te gustaban, y en cómo apreciabas que no usara aceite para nada. En tu lengua de hojita, en tus mejillas de centeno.

Hice pedacitos mi coliflor una a una, con delicadeza y concentración, retirando cada tallito un poco demasiado largo. Esos que son amargos y a nadie le gustan. 

Puse agüita con sazonador de verduras. Los jitomatitos los licué junto a un ajo pequeñito. Pequeñito como tu nariz memorable. Lloré un poquito ¿Porqué no quiere él estar aquí? 

La mezcla borboteaba en sí misma. Salpicó mis manos cuando puse el queso a gratinar. En este punto yo no supe si realmente debía seguir cocinando  o irme a llorar.

A las 11:54 corté dos pedazos de la hogaza de pan de ajo. Puse una cama de jocoque y encima las coliflores. 

Lloré otra vez.

Si tan solo quisieras estar aquí... 


miércoles, 11 de octubre de 2017

C e r o

Hola.

He regresado, después de largo tiempo

Realmente creo que he olvidado como funcionaba este ejercicio de introspección que resulta escribir y llevar un registro de mis pensamientos....

Pero lo haré. Porque es la manera mas antigua que conozco para exorcizar mis demonios.

Y ahora mismo estoy colmada de ellos.

El diablo de la soledad se ha alojado en mi corazón, nuevamente. Ocupa todo el espacio con su absoluta presencia de vacío donde nada existe pero tampoco nadie puede entrar. Arde, arde contar con espacio que no puedo llenar.

Hector se ha ido ¿Sabes?

Y me ha dejado en una situación muchísimo más delicada que aquella en la que me encontró...

Yo antiguamente solo tenía dos duelos dolorosos en mi vida.... y ahora tengo tres

¿Es posible acaso encontrarme mas rota que antes?

Estoy comenzando a creer que si.....

Tengo miedo de los otros, y de mi misma, tengo miedo de Hector y de la existencia.

Por favor.....

Que el tiempo vaya más aprisa

jueves, 23 de abril de 2015

Sigue siendo el elemento más pesado de la tabla periódica ¿Hasta cuando ?

Es vergonzoso decir, que me da miedo el cambio....

No de estación, ni de lenguaje, o de ropa. Ninguno por el estilo.

Me aterran los cambios en mi interior.

Olvidas que fuiste tú el elemento detonante que comenzó con esta forma de vida que ahora constituye la pulpa de mi corazón. 

Y  eres tu, de nuevo, que arrojas un agente extraño que no creí que fueras capaz de producir: Apatía.

Eres otro y no te reconozco. Ni siquiera entiendo que te ocurre y cada vez que abres la boca siento que te conozco un poco menos.

Eso duele, ya que fundamentalmente, mis células  están constituídas de tu saliva, de un beso, de tu fe y mi confianza ciega en ti.

Comienzas a parecerme un extraño. Alguien que vive en el pasado y se niega a reconocer que yo le he perdonado esa y mil cosas más.


No es él quien yo creí que era. 

Y eso, está desintegrando mi propia humanidad.

jueves, 16 de abril de 2015

En la tristeza, se encuentra una razón

Tengo la curiosa sensación de haberme encontrado justo hoy.

Fue algo muy duro y desconcertante, porque no sé si fue de la manera correcta.

Ocurrió producto de mi histeria y mi pánico. Dos cosas muy habituales pero secretas en mí. Características propias del débil que sin embargo, no se supone que soy.

Me encontraba llorando y sufriendo por mí misma y por él.

Me encontré de pronto queriendo sentirme mejor.

Pasó muy natural porque a mi no me gusta sufrir. Encierro las cosas en cajitas pequeñas que tienen el tamaño de un encendedor.

Como no tengo senos, los metro en el relleno de mi sostén.

Y entonces hace que se vea enorme mi corazón.

Hay algo en la tristeza que me resulta  atractiva  y aún no lo puedo comprender. Si es la facultad de verlo todo a perspectiva anhelante cuando siento que ya he dejado de anhelar.

Tal vez resulta que da pié a reflexiones profundas que han de llevarme a un significado vital. Voy a tener la fortaleza necesaria para arrastrar esas reflexiones a mi vida no irreal.

He perdido un poquito al hombre que yo completamente idolatré.

Sin embargo, he aprendido algo de ello y  ruego a los Dioses... que me den fuerza para poder crecer una vez más.

viernes, 1 de agosto de 2014

No entender es lo mejor que puede ocurrir en este caso

Existe a  veces  algo que me afecta mucho ¿Lo sabes?

Incluso llego a envidiarlo.

También suelo soñar que ocurre lo contrario y que mi situación es diferente.

Nadie entiende como me duele tal cosa...

Porque soy débil.  Otras personas, en la misma situación, no se ven afectadas por ello. Pero yo si. Y de muchas maneras. Se debe a que poseo una imaginación vívida y sueño despierta muchas cosas al día. Generalmente no lo controlo y pierdo la cabeza.

Si imagino demasiado suelo sonreír...

Y de repente todo vuelve a colapsar ¿lo sabías ?

No importa cuantas veces lo sueñe, o hasta que punto pueda salvar ese episodio imaginario de mi vida si no hubieran sido las cosas como fueron. Termina igual en tocas las ocasiones y ello se debe a que...

Hasta hoy...

La única persona que me ha dicho que me ama y soy un buen ser humano es mi mejor amiga y sé que lo dice del fondo de su corazón...

Lo agradezco, pero...

Es duro ¿Lo sabes?

Nadie debería saberlo.

Espero sinceramente que nadie lo comprenda.

Y mi hijo jamás estará ni de cerca de entenderlo.

Lo juro.

En serio lo juro.